viernes, octubre 20, 2006

La palma de un gigante

Cuenta uno que estuvo cerca del que estuvo juntito. Que a las dos de la mañana, pasados unos dieciocho segundos salieron unos duendes. Los duendes han hecho en otro lugar, una narración distinta, en donde ellos no salieron a las dos de la mañana, sino a las dos y un minuto de la mañana. Otros atestiguan bajo juramento de película (es decir, con algún documento de religión social bajo el brazo, con el cual se dice si a todo, como dando ánimo al espectador, en ese caso se utilizó un libro improvisado de hojas de periódico que uno de los presentes había recopilado desde que murió).
No fue así. Nunca se enteraron a bien del horario. Eso creo no importa. Sin embargo se quejan y se quejan todos por quedar confirmado que se vertieron todas las versiones. Cuando salió de pronto de una pequeña caja un gran gigante, valga la pena decir, gran, pues muchas veces el gigantismo llega a no ser más que simbólico. Así se ve a Atlas soportar al mundo a diario, y nadie le recuerda algún honor a su altura. Los árboles fueron dioses que se comprometieron a soportar al mundo, y ahora caen por toda la amazonia. Era un gran gigante. Sin ver a su alrededor para buscar su bastón con el mundo, se puso a caminar. Cuando una niña en el fondo se mecía. Atrás las piernas, adelante, adelante, atrás, círculos, zigzag. Mientras en el piso un conejo trataba de buscar el origen del tiempo. El gigante veía a conejo. Pues este conejo nunca se hará el conejo, sino por el contrario el gigante. Así dijo desde el arriba de abajo <>. Debajo de arriba no sabía que hacer, nunca buuu le habían dicho. La niña dijo el conejito trata de asustarte, por lo que tienes que dejar ir a tu sombra. La sombra apenas y quería despertar, seguía iliminambula, y despertambula se parambula sin ser perezambula. Puso a correr, entre cristales, y la niña seguía atrás, adelante. Conejo era perseguido por el tiempo, y por un azar que no comprende tenía que correr a alguna parte a hacer algo de parte. Gigante se hizo chiquito. Niña bajo a por él, puso un beso en gigante. Sombrambula ella se echo a ser dormiambula por cualquier oscurambulo. Gigante seguir durmiendo sus sueños abrieron. Niña siguió atrás, adelante, zigzag, círculo…

Atentamente
Santey Herco

1 comentario:

Cerillo dijo...

Me perdí como Alicia.