“…Toma de mi todo, bébetelo bien, hay que ayunar al filo del amanecer…”
Silvio Rodríguez, El sol no da de beber
Ya sea descendiendo de un cerro o ascendiendo de los infiernos, sin guía y sin instrumentos de luz, uno se siente enano.
Tomando tragos de naranjas amargas o colocando piedras de río en boca, para no despedazarse en erosiones, uno se siente algo.
Tantas vueltas a la misma página, y los corceles no avanzan, y sin embargo la luna cabalga sobre el lomo de los melancólicos, y uno mira que mira a lo húmedo y frio.
Mira lector como destrono mis reinos,
les arrojo a un precipicio de inutilidades,
se tejen mantas con distancias,
se arrastran por los caminos
la vaguedad es ausencia de puntas,
los ríos son ventiscas de fantasía,
con peces de hojas cayendo sin cascadas,
y la sed es un hondo respiro de arena y trigo.
Tengo tanta sed.
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